miércoles, 10 de septiembre de 2014

"VELERO EN PLAYA" de Esther González Sánchez (Vigo-Galicia-España)




Íntimo, embebido,
con los ojos en proa
mirando al horizonte;  
 ensimismado en aguas
que hirieron su zig-zag en tus costados,
vigilas el descuido de los peces,
acaso  deteniendo
el sabor y la red de sus escamas
en tu abultado vientre.

Hay un olor  a ausencia en tus bodegas,
un espacio enigmático
de aromas y pinceles
en tu largo discurso de piel negra,
y al acecho de ti,
de siempre en tus lugares,
como atalaya el tiempo,

alguna vez lo avistas
 secuestrando cáñamo en tus redes,
y naufragios de arena en las regalas
o entreabriendo  las garras de un abrojo
en una salva de islas.

¡Estática presencia!
Extingue tus espumas
allí donde la mar
se espesa y excita
enjuagando de azul
a las rosas desnudas del océano.
Y mientras desmenuzas los oscuros
y el salobre sabor de sus maderas,
se fugará de ti la sustancia
que fuera inamovible.

A veces me confunde
todo tu brío en pie
erguido hasta la cima
cual ola funeral
de una vieja osamenta;
pero jamás me miento,
¡tú nunca morirás en el desgarro,
distraído en el vértice
de la tarde que mira hacia el ocaso,
porque no eres  barquilla sin colores
ni el imperio alargado de tu  mástil,
se ultima en un palco de pálidas gaviotas!

No, tú no eres un prófugo
vagando entre la niebla,
ni tampoco eres tránsito de vida
que  ya en  sueño de Otoño
admita correcciones

¡Oh silencioso!: sé,
que a tu calado yerguen
altas blondas en lenguas del océano,
en tanto que en cubierta,
papilas de la noche
- rotundas como un eco-
desatan sus amarras
para mudar tus días
igual que muda el agua su existencia.
Mas sé que no es en vano
vivir cerca del mar:
allí calza la brisa solitaria
que se apura al pulmón de la vela.

Antiguo y rancio buque:
¡Tú nunca morirás
si en tu profundo ora
en despertar continuo,
preciso el mismo verso

                                                        
                                                               de  los ojos en proa

                                                       midiendo la distancia entre ti
                                                      y  un barco que se va
                                                            sumiso y sin destino.



Esther González Sánchez
Vigo-España

2 comentarios:

  1. Cadencias, densidades en cascadas de colores audibles, esos que pintan rondas de palabras en el aire, en la proa en la popa, viajando el mar adentro del velero, con sus lenguas azules desteñidas de cielo crepitando un oleaje de cristales, los hàlitos del viento. Va cargado el velero de tiempo y poesìa y de voces transidas de silencio.

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  2. Exquisito, totalmente Vivencial y profundo, me encanto, y me parece magistral su uso de la métrica

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